La Crisis y el Amor


No pretende el humildísimo y rebuznante servidor, el que escribe, hacer un juicio indubitable, encontrar el hilo negro en la oveja blanca, o descubrir el pelo perdido en un cráneo de un hombre de 70 años no! Solo es un brevísimo comentario que se anuda a nuestra ¡grandiosa! “crisis”.

La palabra crisis por definición: Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas como las físico-químicas. Si los cambios son profundos, súbitos y violentos, y sobre todo traen consecuencias trascendentales, van más allá de una crisis y se pueden denominar revolución.
Las crisis pueden ocurrir a un nivel personal o social. Pueden designar un cambio traumático en la vida o salud de una persona o una situación social inestable y peligrosa en lo político, económico, militar, etc. También puede ser la definición de un hecho medioambiental de gran escala, especialmente los que implican un cambio abrupto. De una manera menos propia, se refieren con el nombre de crisis las emergencias o las épocas de dificultades.
Ojo! No me lo crean a su inservible servilleta es la definición de Wikipedia.
Pero pongámonos serios, como el momento justo antes de que nos digan “señor López usted tiene cáncer terminal, tiene dos semanas de vida pero como nos tardamos en sus análisis solo le quedan 3 días”
De donde viene esta mentada crisis? Si; podrían decirme dándome cátedra en el asunto que la economía mundial sufre un retroceso porcentual de los…………………. Etc etc. Pero la respuesta que busco es más ontológica que metódica, es más sencilla y a la vez compleja ósea tratemos de exponer el punto.
Hablemos del ser humano como ente y su participación en sociedad, más aun las repercusiones que tiene este en los movimientos sociales en los fenómenos sociales en el fenómeno mundial de la “crisis”.
Comenzare por el fin y pretendo llegar al principio (del tema claro).
Falta, carencia, recelo, ignorancia, desgaste, inexistencia, incertidumbre, apatía, miedo, rechazo, engaño, confusión, carestía, e t c t r a s de AMOR.
No, no soy Walter Mercado, y no, no me refiero al amor con minúsculas de Romeo y Julieta, ni a la tasa de divorcios de la última década me refiero al AMOR al pretencioso concepto indefinible pero reconocible que es el AMOR.
Me refiero:
A la falta de AMOR por desconocimiento de la identidad propia y autentica de la que carecemos como mexicanos, si conociéramos mas a nuestro hermoso país si conociéramos mas nuestra cultura a nuestra historia nuestros ancestros nuestro grandioso legado milenario, si conociéramos el celo con el que era querida esta tierra antes de ser violada y ultrajada tantas veces por tantos otros pueblos, y en la actualidad por los propios hijos de este suelo. Si conociéramos mas a México y a nuestros hermanos mexicanos y no solo fijáramos nuestra atención en cosas como el bailar por un sueño, la selección nacional, la novela de las 9 o los calzones de Niurca, si tan solo nos volteáramos a ver con solidaridad y no con envidia o prejuicio, si aprendiéramos de nuestros abuelos que lucharon para tener lo que ahora se prostituye al mejor postor.
Si tan solo amaramos a México, pero, la falta de amor se manifiesta continuamente, en actos tan simples como arrojar una lata de cerveza en la carretera, en dar y aceptar la “bendita” mordida, en pasarse un alto, en respetar nuestras leyes, en dar y consumir droga, en entregarse a la desesperación de que en México nunca la vamos a “hacer” en lanzarse de mojados a hacer “el trabajo que ni los negros quieren hacer (fuente: Vicente Fox )” como en una relación amorosa, es más fácil terminar con la relación (cambiar el gobierno) que cambiar uno mismo los propios errores y claro! Tener fe uno en el otro de que todo estará bien y más que fe certeza de ello.
Me refiero a la falta de AMOR a los oficios y profesiones que cada uno desempeñamos en las horas diarias, quien es lo que de pequeño quiso ser? Claro! No todos podemos ser Cuauhtemoc Blanco (a Dios gracias que solo hay uno sino que friega!) ni podemos ser ese galán de la novela de televisa, en cambio se nos “condena” a estudiar algo que sea productivo, productivo pero en que aspecto? Productivo sencillamente en términos económicos y o gran sorpresa! Si nos dedicamos a algo que deja dinero solo por el hecho del fin monetario tenemos dos opciones 1 tenemos éxito en el aspecto económico pero vivimos frustrados por que en realidad queríamos ser músicos, aruqeologos, cientificos , o alguna otra profesión “no recomendable”, y esos pesos que caen cada quincena no compraran nunca la realización personal o 2 no tenemos éxito en lo económico y siempre vivimos apresuradamente buscando algo que ya se nos fue negado desde el momento mismo que quisimos enamorar a la dama solo para llevarla a la cama siempre creemos que la felicidad es algo mas de lo que somos. En su mayoría, no amamos lo que hacemos y claro lo hacemos mal, al hay se va! como salga, como un empleado de gobierno que pone el sellito a los papeles todo el día y solo espera que el reloj de las 3 para irse de ahí, no menosprecio y seria estúpido que juzgara el oficio ajeno, solo me refiero a que en todo lo que hacemos le negamos la valía y la presencia del amor.
Si aquel empleado de gobierno AMARA lo que hace, poner sellos por ejemplo, seria por que sabría que el es importante el la maquinaria social que nos regula, sabría que es importante en la vida de los demás y que su buen desempeño seria crucial para el servicio a la ciudadanía, luego entonces AMARIA lo que hace y seria un excelente profesionista, y el departamento de aquella dependencia gubernamental funcionaria mas eficientemente que nunca, su AMOR al oficio que desempeña se traduciría en el amor a su familia a sus amigos en el bienestar del circulo que rodean a aquel trabajador se traduciría en un real bienestar y no forzosamente por estar ligado a un sentido de crecimiento económico, el bienestar es tan grande como una sonrisa o un abraso.
Mas aun trabajaría por amor a lo que hace y el pago económico no seria el eje de su vida. El trabajo no es la condena que Dios nos puso por morder la manzana, el trabajo es la bendición de traducir la existencia en creación o incursión de nosotros en esta realidad, en este mundo y en esta vida. Todo trabajo es importante y todo oficio es valioso.
Continua