La Neurosis Colectiva


la neurosis colectiva de la actualidad se caracteriza, por cuatro síntomas:
1. Actitud provisional ante la existencia. El hombre de hoy está acostumbrado a vivir al día
y para el día.
2. Postura fatalista ante la vida. El que adopta esa actitud provisional se dice a sí mismo que no es necesario actuar ni tomar el destino en sus propias manos. Pero el que adopta una postura fatalista se dice a sí mismo: eso no sería posible en absoluto. El hombre de hoy está obsesionado por la creencia supersticiosa en los más diversos poderes del destino. En todo caso, la encuesta realizada por el Instituto Gallup dio por resultado
que únicamente el 45% de las mujeres “no creen que el destino de su vida
dependa de la posición de las estrellas”.
3. Pensamiento colectivista. Si el hombre, en el sentido de esas dos actitudes
existenciales -la actitud provisional y la actitud fatalista-, deja de captar la situación, veremos que en los dos otros síntomas de una patología del espíritu de la época, el hombre apenas es ya capaz de captar la persona, es decir, el captarse a sí mismo y a los demás en cuanto personas. El hombre de hoy querría desaparecer en medio de la masa; en realidad, el hombre desaparece en la masa, renuncia a sí para entregarse a ella, renuncia a sí como ser libre y responsable.

4. Fanatismo. El individuo que adopta una actitud colectivista hace caso omiso de su
propia personalidad. Pero el fanático hace caso omiso de la personalidad del otro, de
quien piensa de manera distinta. No le concede beligerancia; a él lo único que le importa es su propia opinión.
Los cuatro síntomas de la neurosis colectiva se pueden reducir a una huida de la
responsabilidad y a un temor a la libertad. Ahora bien, la libertad y la responsabilidad integran la espiritualidad del hombre. Pero el hombre actual está hastiado del espíritu. Y este hastío del espíritu constituye precisamente la esencia del nihilismo contemporáneo.

Reflexiónese sobre la observación formulada por un Instituto Social de Hamburgo en el sentido de que el
58% de los jóvenes encuestados “no sabían qué hacer” en su tiempo libre. No estaban incluidos en ese número los amantes del deporte, que seguramente constituirán otro 30%; el resto preferiría actos sociales organizados colectivamente; según otra encuesta, el 43,6% de todos los que en el mundo van al cine lo hacen únicamente
porque “no saben qué hacer con su tiempo”.

El reciclaje instrumental de la actual realidad como un embudo confecciona seres dependientes de las opiniones ajenas, haciendo de seres individuales maquinas buscadoras de la aceptación ajena, al no cumplir con los parámetros establecidos de lo que un niño debe de ser, un joven debe de ser un hombre debe de ser o un anciano debe de ser, crecen los sentimientos absolutistas, mas aun por los modismos establecidos y la presión social, cierto es que estamos inmersos dentro de un todo social que nos arrastra a el sentimiento colectivo pero, la renuncia de los objetivos propios y personales por la aceptación colectiva lleva al individuo a un abismo de frustración, frustración que se traduce en una neurosis colectiva que tiende a manifestarse desde sus puntos “menos” inofensivos como los pitazos en las calles las mentadas de madre, los pleitos comunes, hasta la desintegración familiar, el delito en todas sus modalidades, el homicidio y por ende la ruptura social absoluta el estado de hecho del ser humano la guerra.